A Rubén le gustaba adquirir muebles antiguos o en mal estado y restaurarlos en sus momentos de ocio. Hacía unos días había comprado, por muy poco dinero, un sillón bastante antiguo, propiedad de una vecina de años. El sábado que decidió empezar a restaurarlo, encontró escondido en el respaldo del mueble, un libro con tapas de cuero color rojo. Apenas lo pudo ojear durante ese día, pero le llamó la atención, no solo la singular característica de estar oculto, sino la posibilidad de que estuviera allí desde tiempos inmemoriales, dado que el mueble había estado arrumbado en un desván por varias décadas, sin ser movido ni usado por nadie. El domingo por la noche, ya bastante avanzada la restauración, se dio un respiro en la labor carpintera y calentó la comida mientras se duchaba. Puso mesa para uno, como cada día en los últimos dos años, desde que había muerto su esposa. Decidió entonces que era un buen momento para leer el misterioso libro. Se dio cuenta inmediatamente de que era un
Escribo porque me libera y me sana. Porque soy más yo en cada palabra. Porque cuando en la vida me pierdo, escribiendo me hallan.