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Mi yo fotógrafa

Mi yo fotógrafa son momentos e imágenes que me ayudan a expresar lo que siento.



Después de varios días de incesantes lluvias, en Buenos Aires salió un tímido sol cuando ya casi se iba la tarde. Algunas aves cautelosas comenzaron a salir de a ratos.





Luna llena en mi barrio. Casi parece otra luz iluminando las calles.




La soledad no pesa si se tiene un buen libro y un café calentito. 





Este solazo nos saluda todas las mañanas, mientras cruzamos las vías del tren. Nos carga de energía para el largo y sinuoso día y sabemos que tenemos que aprovecharlo porque en esta época y en este hemisferio se esconde prontito.
Amo el sol otoñal, tibiezón y perezoso.









Domingo, 7 a.m. No me gusta dormir, prefiero soñar.



¿Piedras en el camino? O de cómo piedras y agua pueden convivir en perfecta armonía. Laguna de Chascomús, Buenos Aires, Argentina. Hermoso lugar que me regaló esta y otras bellas imágenes... entre otras cosas.



Esta fotito la acabo de utilizar para ilustrar un haiku que termino de escribir. La foto fue tomada durante pleno invierno en las Sierra de Córdoba, una mañana muy brumosa, típica de esa provincia argentina. Entre tanta neblina en la ruta, de repente asomó un sol pequeñito, que empezó a iluminarnos en sinuoso camino serrano. Bello sol, hermoso recuerdo para mí.



Lluvia que deja huellas de gotitas sobre la ventana y surcos de lágrimas en las almas.


Gris mi ciudad. Buenos Aires en blanco y negro. Triste estos días otoñales donde se pierde el color y todo pasa en neutro, como película vieja,  como clásico añejo.


No parece, pero en este hemisferio hoy comienza el otoño. Falta todavía para ver el empedrado de las calles de Buenos Aires tapizadas de hojas secas, pero
 comparto esta foto porque amo el otoño. Incluso creo que es mi estación favorita del año; todavía no sé muy bien por qué.

Hermosa mañana fresca y ventosa en la Laguna de Chascomús, provincia de Buenos Aires, Argentina. Un sol que refleja todo su esplendor sobre el agua. Un viento que hamaca las hojas y las nubes. Musicalizado por una enorme cantidad de pájaros. Quiero vivir siempre acá.


Imparable lluvia /
Que seas parte de nuestra vida /
Que sepamos escuchar tu melodía /
Que sepamos apreciar tu canción. 
No sé ustedes, pero yo amo los atardeceres. Es el perfecto momento en que, armoniosamente, el sol y la luna pelean por el mismo espacio. Uno se niega a retirarse, la otra minuto a minuto, pisa más fuerte hasta que toma posesión del cielo. Como en el amor, como en la vida..
















Siempre que llovió paró. Y esa transición entre la lluvia que no se termina de ir y aún se queda apenas chispeando, y el sol que ya quiere abrirse paso entre las nubes negras, me encanta.




Amo las flores radiantes de verano y color.
Las nubes mediando entre nosotros y el sol. En el verano se agradece infinitamente.
Vacaciones, descripción gráfica. (Verde, sol, aire libre, mate y libro (en cualquiera de sus formatos) es todo lo que necesito para transitar felizmente mis vacaciones).
Necesitábamos la lluvia en Baires. Pero corrimos a ver su imponencia detrás de una ventana y sus rejas. Creemos que somos libres, tal vez lo seamos. En tal caso, desperdiciamos nuestra libertad.
Cuando el sol se niega a irse allí por donde vino, hasta el próximo amanecer...

Luna tímida que se esconde. Atardecer en un barrio porteño, sobre las vías. La luna se me escapaba entre las nubes, como la vida entre los días.
Como los gatos, soy una curiosa. Con camarita en mano, si miro bien, en plena ciudad me encuentro con estas bellezas escondidas.
Mi punto de vista.
Sol, que quiero verte. Luminosa mañana en un parque de Baires.
Dice una amiga muy querida, quien sufrió una terrible pérdida, que cuando una mariposa vuela a tu alrededor o se estanca cerca tuyo, es porque un alma querida nos visita, para confirmarnos que aún está con nosotros. Me gusta creer esto también.















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