Acorralada. Así estaba Alina. Alina es Alina Godoy. No es que estuviera en medio de un suceso policial, no. Estaba sentada en el cómodo sillón de su casa, a orillas del lago más bonito del Sur, que bajaba puro y fresco de la montaña más alta de la región. Libro en mano pensaba cómo es que se había metido en ese problema. Justo ella, tan medida, tan racional, tan implacable con los errores. Alina era la mayor de tres hermanos que habían sido repartidos todos en tres hogares diferentes, luego de la muerte accidental de sus padres. Como eran chicos, ninguno pudo establecer un vínculo con el otro, así que Alina había crecido al abrigo de sus padres adoptivos, muy mayores cuando la llevaron a su hogar y sobreprotectores por definición. Fue criada como una niña entre algodones, pero ella no se engañó con esas mieles y forjó un carácter fuerte, valiente, frío e incluso, calculador. Por eso, lo que sucedió luego era inexplicable, imposible e irreal en su vida. No había forjado su persona
Escribo porque me libera y me sana. Porque soy más yo en cada palabra. Porque cuando en la vida me pierdo, escribiendo me hallan.