Y sí! Llegó el #Día31 de este diciembre
agobiante. Al menos por once meses no lo voy a odiar más. No me gustan las
fiestas, ni los balances que la gente cree que hay que hacer, ni las promesas
para mañana. Porque en verdad el año que viene es eso, mañana. Un día más, que
como cada día de la vida, amanece con un sinfín de posibilidades, de leyes, de
deseos, de excepciones que opacan las reglas, de risas o desilusiones.
Mañana va a ser un nuevo año en el calendario y ojalá se pudiera resetear,
restaurar de fábrica y volver el contador en cero. Pero la realidad no es tan
sentimental y arrasa con su vorágine de tiempo. De todas maneras, arrancamos
todos, quién puede negarlo, con cierta esperanza de revertir malas situaciones,
de dejar todo lo malo para ser mejores, de proponernos cosas e intentar
lograrlas. Finalmente, de eso se trata la vida, de buscar un objetivo, un sueño
que concretar, un motivo que valga la pena darle batalla al tiempo, de mantener
la ilusión y la magia que nos aferra al deseo ineludible de vivir 365 días más.
Feliz año para todos los que andan por acá y leen toda mi locura diaria y
acompañan con sus comentarios y "megusteos", son un mimito virtual que yo sé
valorar un montón. A por el 2018, gente!
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