Voy a celebrar, en este #Día30, que todavía tengo
reflejos y me corrí justo a tiempo, evitando ser la cena de fin de año de un
pitbull divino, casi más alto que yo y al que, por algún motivo, no le caí bien.
Hago mención al dueño, un nabo de importantes dimensiones (en todos los
sentidos), quien no tuvo mejor idea que fajar al perro con la correa, creyendo,
tal vez en su infinita estupidez, que así el pichicho nunca más ataque a ningún
ser humano que huela, vista o tenga mi aspecto y contextura física. En fin, lo
único que me hubiera faltado era terminar en la boca del rope para culminar
lindo lindo este mes del OGT.
#LePongoOndaADic iembre, si no qué?
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