Pocas cosas deben ser tan paralizantes como no saber dónde está tu hijo. Solo se me ocurren dos más.
Siempre tengo ese pensamiento, esa sensación, egoísta seguramente, cuando desaparece algún pibe o alguna piba, porque me imagino en esa situación, tan temible que tengo que cerrar los ojos y sacudir la cabeza para sacarme la idea de la piel y de las entrañas.
No se trata, para mí, de qué opinión o postura política hablemos, defendamos o se mezclen en esta historia que nos convoca hace un mes, sino lisa y llanamente de empatía y solidaridad. De algo básico: saber dónde están los hijos, o cualquiera de las personas que queremos y cuidamos.
Nada más, sencillito es el tema, quiero que aparezca #SantiagoMaldonado, en lo posible con vida y en una playa del Caribe.
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