Cada tanto, un dios cruel y vengativo nos recuerda que haber robado el fuego fue una gran soberbia humana, una metida de pata supina del amigo Prometeo. Y ese pecado capital e irredimible se paga con más fuego descontrolado que sufre la tierra y los ciudadanos de a pie, siempre herederos de los castigos divinos.
Cada tanto, un dios cruel y vengativo nos recuerda que haber robado el fuego fue una gran soberbia humana, una metida de pata supina del amigo Prometeo. Y ese pecado capital e irredimible se paga con más fuego descontrolado que sufre la tierra y los ciudadanos de a pie, siempre herederos de los castigos divinos.
Comentarios
Publicar un comentario