Dorada, bella, simple,
reposada, hermosa y perfecta.
Sus alas se posaron sobre mi cortina
sus ganas la mantuvieron allí aferrada,
como si su existencia dependiera de ello
como si mi vida quedara pendiendo
para siempre de sus alas.
Alma querida que me visita
me rondas sin alejarte,
emprende la partida,
quédate mariposa,
vuela bajo para estar más cerca,
sigue entre el cielo y la tierra
indecisa, indefinida, siempre viva.
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