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Escapes

Se escapaba la luna en los pasillos del ocaso. 
Se piantaba el día y también un lagrimón por los momentos perdidos, las horas no disfrutadas y los minutos volátiles. 
Se rajaba la luna entre las nubes y varios recuerdos entre los recovecos de mi memoria. 
La vida se va, así, casi sin avisar, con pasos cortitos pero firmes en
cada atardecer. 

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Eclipse de sangre llaman al momento en que la luna pone su cara ardorada, roja de ardores nocturnos, de intentar infructuosamente que su amado sol pase, alguna vez, una noche junto a ella.  Los lobos aúllan su llanto, pero el rey Febo aún no quiere darse cuenta.

Otoño

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