¿Seguirá lloviendo?
El sol se empecina en asomar cuando ya está en su
ocaso. Algo debe significar esa maravillosa tozudez de la naturaleza.
Tal vez sea hora de imitarla, tal vez debamos ser insistentes en nuestros proyectos, perseverar en los sueños, no boicotearnos los deseos. No movernos de la felicidad, negarnos a estar con quien no queremos, alejarnos de los lugares que nos hacen mal.
Convertirnos en seres fuertes ante la fatalidad y que nuestro brillo y voluntad se vean, incluso, a través de las nubes densas, cargadas de agua.
Así, como el sol, que porfía cada atardecer en no irse, aun cuando los días grises le sean tan adversos.
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