Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2017

Ruido de furia

Sueño. Calor. Humedad. Lluvia. Rayos. Truenos. Ruido. Mucho ruido.  Caos. Paraguas. Pilotos. Carteras. Codazos. Mal humor. Furia imparable como la lluvia. Autos. Muchos autos. Bocinas como relámpagos. Bocinazos de hartazgo. Ruido. Más ruido. Resbala todo y no fluye nada.  Caídas y empujones.  Lluvia que moja y desampara. Gritos que los truenos no callan. Tristeza que el agua no calma. Ruido. Ruidoso ruido.  Viernes en la ciudad. Oscura ciudad que no quiere terminar de amanecer. Buenos Aires, tan susceptible. Hoy más que nunca, Baires, la ciudad de la furia.

Había una vez

Lejos, muy lejos, en un reino muy, muy lejano, había una vez que esta mujer fue también una niña...  Ayer, tercer domingo de agosto de 2017, se festejó el Día del Niño en Argentina, mi país. Mis hijos y sobrinos abrieron sus regalos. Regalos que, ellos no saben, son efímeros, concretos, mortales, finitos. Los miraba con sus caras felices, de sorpresa inocente e intenté pensar qué me pasaba a mí en esos festejos lejanos. No pude recordar muy bien ningún regalo que me hubiera impactado tanto como para tenerlo presente después de tantos años. Entonces pensé que hoy, ahora, con más de cuarenta me gustaría un solo regalo: volver a ser niña una vez, solo una vez más para volver a esas sonrisas. Pasar de nuevo por la inocencia. Recordar cada travesura. Congelar los momentos plenos.  Hacerme chiquita para mirar la vida siempre desde abajo, para cubrirla de expectativas, para que sea de ahí y siempre hacia arriba. Volver una tarde a la casa de los abuelos, a la merienda calentita,

Silencios

Ausencia de sonido. Ironía de la sinceridad. Ecos mudos de furia. Palabras agolpadas en la garganta. Silencios formando nudos retorcidos, duros, intrincados nudos que se hacen odio. No siempre otorgan, muchas veces faltan, pocas veces sobran. Silencios que nunca callan. Enemigos crueles de amistades eternas. Silencios mal empleados. Perfección inacabada de brutal honestidad. Silencios que borran huellas,  ocultan el pasado y heridas mal curadas que es preferible olvidar.

Miope

Miope de odio te veo,  te huelo,  te intuyo,  no te quedan secretos. Mis ojos te crearon. te adivino el alma, te toco el corazón. Mi mirada te fulmina. Mis ojos sin razón. Mis ojos egoístas, realistas, simplistas dejan el orgullo. Indefensos los sentidos adivinan el camino. Mis ojos,  reflejo de los tuyos, se llevan las lágrimas saladas de mi alma y sin tu mirada yo no soy.